

Tradición y modernidad como lenguaje de marca
El diseño del nuevo módulo para Ibero Librerías se concibió como un espacio de transición entre el conocimiento y la experiencia cultural peruana, trasladada al lenguaje contemporáneo del retail aeroportuario. En un contexto marcado por la rapidez, la arquitectura propone un punto de pausa y contemplación, que promueve el contacto con los libros, las historias y las raíces.
La propuesta se apoya en una doble premisa: funcionalidad comercial y expresión cultural. El módulo no solo debía responder a las exigencias operativas del entorno (visibilidad, flujo, rotación de productos), sino también actuar como un contenedor simbólico de identidad, coherente con los valores de la marca.
Diseño formal y organización espacial
El volumen del módulo se proyecta como una isla de lectura abierta, de 360°, con un esquema perimetral que integra estanterías modulares retroiluminadas, generando vitrinas visuales en todos los frentes. Estas estanterías permiten exhibición flexible, rotativa y de fácil reposición, adaptada a las temporadas o temas editoriales.
El diseño incorpora una cubierta liviana de madera tipo alistonado, que remata la composición con una marquesina sobria, sobre la cual se ubica la marca “Ibero Librerías” retroiluminada, visible desde la distancia, cumpliendo una función de hito visual en el recorrido del pasajero.
La configuración interior está resuelta con pasillos amplios, mobiliario bajo y zonas de lectura espontánea, fomentando la exploración libre por parte del usuario. Cada rincón fue pensado como una invitación a descubrir.






Materialidad, identidad y detalle artesanal
La identidad del espacio se construye a partir de una combinación sensible entre materiales contemporáneos y acentos artesanales. La paleta utiliza madera clara natural (melamina tipo abedul) en contraste con el blanco neutro de los nichos y el turquesa como acento cromático, que refresca y activa visualmente el conjunto.
Uno de los grandes protagonistas del proyecto son los tapices tejidos a mano, integrados a modo de paneles murales. Estas piezas —diseñadas en colaboración con artistas locales— representan paisajes y símbolos peruanos, como la llama andina o la montaña, generando un puente entre la cultura y el espacio arquitectónico. Estos elementos transforman el módulo en una instalación viva, que comunica sin palabras



